El arte de estar preparado


Qué tanto podemos prepararnos para lo que viene? La pregunta no es desechable, pues precisamente de ello depende el éxito o fracaso de nuestras empresas. Ante un entorno cambiante (y vaya si cada vez es más cambiante) estar preparados nos permite adaptarnos. Recordemos la ley de “Darwin”, no son los más fuertes los más grandes, ni siquiera los más inteligentes los que sobreviven; sobreviven los que mejor se adaptan. Consideremos algunos puntos al respecto:

Proactividad, anticiparse. Preguntarse a menudo ¿Qué podría pasar? Es tan importante el tema que Stephen Covey lo marca como una de las características de la gente sumamente eficaz (en su afamado best-seller: Los 7 hábitos de la gente altamente eficaz) y hasta el conocido Andy Grove, uno de los fundadores de Intel lo plasmaba en el título de su autobiografía “Sólo los paranoicos sobrevivirán” con lo que quería dar a entender que constantemente habría que estar pensando quien es el que va a acabar con nosotros (como si padeciéramos el delirio persecución propio de los paranoicos).

Prepararse lleva tiempo (que es un recurso). Y es que además de requerir tiempo, es una actividad que muchas veces no es urgente. Y como a veces nos la pasamos resolviendo urgencias, cuando no hay urgencias tendemos a bajar la guardia y tomárnoslo con calma. Grave error. Esos momentos de calma deben ocuparse para atender lo importante (que no siempre, casi nunca, es urgente) invertir en aprender, en capacitarse, en preparar lo que necesitaremos, en pre-llenar las formas, en ordenar el sitio de trabajo, en tener en orden papeles, licencias y permisos que pensamos serán necesarios, es algo que lleva tiempo, pero que nos permitirá recibir preparados lo que venga, cuando ya no contemos con ese tiempo.

Prepararse significa desarrollar capacidades, adquirir habilidades, hacerse de recursos. Prepararse es una actividad seria, que pide dedicación, aprender cosas (adquirir conocimientos) desarrollar y ejercitar habilidades (como un deportista) lleva tiempo, rutinas, ejercicio. Hacerse de recursos también, con orden, pensando en el objetivo, desechando lo que estorba o quita tiempo. Prepararse es desarrollar capacidades.

Prepararse significa pensar en “escenarios”. Muchas veces el enemigo es desconocido. No sabemos qué va a pasar, por eso es tan importante pensar en escenarios, pensar en cosas que probablemente podrían pasar. Ponernos en el contexto de “que pasaría si…” nos permitirá identificar acciones que debemos emprender para estar preparados. Además, considerar diversos escenarios nos permite darnos cuenta de que el futuro no será una mera continuación o proyección del presente: habrá rupturas, habrá cambios fuertes, difíciles de predecir o visualizar si no ponemos un esfuerzo para analizar los posibles escenarios.

Prepararse resulta más importante, y a la vez más difícil, especialmente en los tiempos turbulentos en que vivimos. Cuando vamos en un río con corriente mansa, podemos adaptarnos fácilmente y navegar, pensar en otras cosas, no usar todos nuestros recursos, dejándonos llevar placidamente. En cuanto entramos en aguas turbulentas se requiere de toda nuestra habilidad (cerebral y muscular) para salir adelante. Los tiempos que vivimos ahora son más parecidos a esos ríos de aguas turbulentas.

Prepararse es planear. Y aquí volvemos a ensalzar “el plan”, del que hablábamos en alguna columna reciente. Preparar el plan nos permite anticipar mentalmente lo que hay que hacer para estar preparado. (Napoleón afirmaba que ninguna de sus batallas había salido conforme al plan que él había preparado, y eso que las preparaba meticulosamente… y las ganaba). Preparar el plan nos obliga a formularnos (y respondernos) preguntas difíciles. Nos obliga a mirar hacia el futuro y a mirar hacia fuera. Nos pide comunicarnos con nuestro equipo; todo ello para estar mejor preparados.

Estar preparado no es improvisar, es reaccionar con conocimiento. No es saber cuando se presentará un imprevisto, pero sí saber actuar cuando esto suceda. Implica también tener la habilidad de tomar decisiones bajo presión, apoyado en capacidades desarrolladas con cuidado. Es, en resumen, estar preparado.

Ser profesional. Un profesional los es - usamos el término en ambos sentidos- primero porque ejerce alguna profesión, y segundo porque lo que hace lo hace con profesionalismo. (hace las cosas bien, a la primera). ¿Qué características tiene? Está siempre orientado a la solución, se involucra apasionadamente en lo que hace, no compromete principios ni valores y le interesa más el “ser” que el tener.

En resumen una persona que está preparada, quizá no sepa con certeza lo que le depara el destino, pero será capaz de tomar decisiones de calidad cuando se requiera; decisiones que tendrán una buena probabilidad de ser correctas. Estar preparado hará la diferencia.

No hay comentarios: